Cuando parecía que los chés podían sumar un triunfo vital, el portero georgiano cometió un error grosero.
El Valencia vivió una tarde de montaña rusa en el Sánchez-Pizjuán, donde pasó de rozar un triunfo balsámico a regalar un empate que sabe a tragedia. Mamardashvili, que había firmado dos paradas espectaculares, cometió un error grosero en el minuto 93 al no bloquear un disparo lejano de Pedrosa. “Me ha ayudado un poquito”, reconocía el lateral del Sevilla tras el partido. Ese tanto deja a los ché como colistas y con un mazazo emocional que puede pesar en la recta final de la temporada.
El partido arrancó con ambos equipos más preocupados por no perder que por ganar. En una primera parte de tanteo, el Sevilla tuvo las mejores opciones gracias a un eléctrico Isaac Romero, pero el meta georgiano del Valencia apareció para mantener el empate. En la segunda mitad, Rioja adelantó a los ché, que supieron competir sin grandes alardes pero con oficio. Sin embargo, cuando parecía que el botín estaba asegurado, llegó el jarro de agua fría.
La tarde también dejó la vuelta de dos jugadores clave: José Luis Gayá, que no pudo terminar el partido tras un golpe y un pisotón, y Mamardashvili, quien no olvidará fácilmente este regreso agridulce.
El empate no satisface a nadie. El Sevilla sigue estancado, con una afición que no perdona, y el Valencia se hunde aún más, obligado a remar contracorriente para escapar del descenso.
MVP del desastre: Pedrosa, oportunista; Mamardashvili, el que se quema bajo los focos.